Nací en un entorno rural, entre silencios abiertos, tierra fértil y la compañía de los animales. Allí aprendí que la vida habla en susurros y que el cuerpo guarda verdades que ninguna palabra puede nombrar.

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Hace más de 23 años inicié mi camino como terapeuta humanista, acompañando a quienes buscan reencontrarse consigo mismos. En mi consulta descubrí que cada historia es única, pero que todas laten con el mismo anhelo: sanar, despertar, vivir con más calma y plenitud.

Mi mirada integra la teoría polivagal, ese puente entre el miedo y la calma, entre el cuerpo y la mente, recordándonos que nuestro sistema nervioso es también un mapa de regreso al hogar interior.

Trabajo además con la acupuntura, que abriendo y regulando los Meridianos para que la energía circule y la vida vuelva a fluir.

Y me apasiona explorar la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, allí donde razón e intuición se dan la mano y nos devuelven a la unidad.

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Soy terapeuta, pero sobre todo soy buscadora.

Creo en el poder de escuchar, en la fuerza de lo sencillo, en la sabiduría que brota cuando nos damos permiso de sentir.

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Mi propósito es acompañar a otros a reconciliarse con su cuerpo, a transformar su dolor en camino, y a recordar que, incluso en la herida más profunda, habita la semilla de la vida.